Duermevela
Al despertar me tallé los ojos. En vez de la arena suave que mis dedos acostumbran remover por las mañanas, descubrí algo más sólido en las comisuras de los párpados: diamantes, diminutos y resplandecientes. Era natural, había pasado la noche soñando con el brillo en la mirada de Claudia.
1 Comments:
Qué bonitooooo! Y ahora mejor que regreses, ya!
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