Antídoto al anterior

Supongamos a la tabernaria del fin del mundo que aparece en Gilgamesh, miles de años después, en el tipo de bar al cual se llega sólo después de una larga errancia noctívaga.

-¿Qué tan seco puedes hacer un martini? -sería el desafío.

Tomaría la copa en V muy abierta, que remite al Santo Grial o al eterno femenino, y el Noilly Prat. Le daría un trago brevísimo y lo saborearía dejándolo recorrer las cavidades aterciopeladas y húmedas de su boca. Exhalaría el vaho resultante en el interior de la copa, empañándola apenas con el vermouth todavía fresco de su aliento. Finalmente serviría la ginebra helada mientras te mira a los ojos sin parpadear.

Drei (3)

Int. bar/ noche / Austria
-Dry martini, bitte.
Y el mesero, inexperto y literal, me sirve tres vermouths.

Lo bueno es que no pedí un Sex on the beach...

Ángel estampado en una playera

Podría ser, sencillamente, de la vericuética y larga historia de una camiseta que a Claudia no le quedó.

O de una mala compra que devino en "Encuentro angelical" y terminó como encabezado en la primera página del Reforma (03/06/07).

O, finalmente, de cómo culminó semejante ciclo kármico y el mismo Ángel que viajó a la India para reencarnar en camiseta regresó de las antípodas para una última resurrección en suplemento.

Lo más curioso de todo es que el Fondo de Cultura Económica, quien pronto reeditará Sus ojos son fuego, haya recopilado la noticia.