CUADERNO DE NOTAS DE GONZALO SOLTERO
(PARA IDEAS ESCURRIDIZAS Y VOYEURISTAS IMPROBABLES)

lunes, octubre 31, 2005

Síndrome de Estocolmo

En las últimas jornadas madrugadoras de escritura, la sección brasileira de Radio France International ha puesto una rola verdaderamente increíble. No fue tan fácil encontrarla (el único defecto de RFI es que no pone créditos), pero gracias al síndrome de estocolmo llegué a los datos.
El cantante es Seu Jorge, la canción 'E depois', y el disco Bambas & Biritas.

Este blog es tan chingón que incluso trae un enlace misterioso que lleva directamente a escuchar la canción. ÓYELA. Probablemente sea lo mejor que te suceda esta semana.

La visita sirvió, además para tener los datos duros de dónde viene el mentado síndrome. El 23 de agosto de 1973 (cuando quien esto escribe tenía exactamente 5 meses sobre el planeta), tres mujeres y un hombre fueron tomados como rehenes en un asalto a un banco en Estocolmo que duró seis días. Para sorpresa de todos, los rehenes desarrollaron una relación especial con los captores, y dos de las chicas acabaron casándose con ellos.

¿Será que esta ciudad desarrolla algo semejante cuando nos tiene como rehenes en medio de su tráfico?

En fin, tanto me ilusionó el hallazgo que comenzaré una pequeña sección de enlaces musicales.

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miércoles, octubre 26, 2005

Inicio para Osvaldo

Osvaldo está en cinta podría comenzar por acá. Lo ideal es tener una parte un tanto indefinido que es el primero, y que encaja por el lado de la voz en la cinta y la propia voz narrativa. La segunda la historia principal, que es la que sucede en la actualidad. (Tal vez rebajándole un poco el tono Starsky & Hutch).

Es un rescate arqueológico de la capa mezosoica profunda, porque ya ni siquiera encontraba el archivo (creo que ni estaba en Word), desde ese lejano 1997.


Escupe y escapa


I



658 12 45
—El número que usted marcó está suspendido, disculpe las molestias que esto le ocasiona.
—Quiero que mis pensamientos se desvíen y me desvíen.

658 12 45
—El número que usted marcó está suspendido, disculpe las molestias que esto le ocasiona.
—Quiero suavemente enjuagar todos tus recuerdos.

658 12 45
—El número que usted marcó está suspendido, disculpe las molestias que esto le ocasiona.
—Quiero liberarte de esa última prisión que es mi memoria.

658 12 45
—El número que usted marcó está suspen...
—¡Me lleva la chingada!
—Y yo, ¿qué culpa tengo?
—... ¿Quién habla?
—No sé. No lo sé. Hasta ahora sólo había repetido aquello del número suspendido. Y tú quién eres.
—Soy Sebastián.
—¿Y a quién buscabas con tanta insistencia?
—A Casilda...
—¿Es tu novia?
—Es una larga historia.



II


La primera vez que defenestré a alguien fue por Casilda, pero igual, eso tiene poco que ver con esta historia. Casilda no, al contrario, ella es el eje alrededor del cual gira esta serie de acontecimientos: Casilda es la causa de todo.
Aunque las cosas empezaron mucho antes, todo estalló el día que le puse un ojo morado. Entraba por el pasillo central de la Facultad cuando vi que dos hombres la llevaban cada uno de un brazo. Obvio, eran judiciales, lo cual sólo podía significar que la persecución había comenzado.
Bajé la mirada para que no se fijaran en mí. Lo logré con ellos, pero no con Casilda. Sus ojos se inyectaron a los míos, sentí su mirada quemándome el estómago: estuve a punto de echarlo todo a perder. Seguí de largo. A mi izquierda percibí la entrada de la cafetería. No quise ni siquiera volverme para ver si había alguien conocido. Nadie podía ayudar.
A mi derecha apareció la puerta azul de aluminio detrás de la cual de vez en cuando había visto desaparecer a los trabajadores de intendencia. Un chaparrito de bata azul abría la puerta. Después de que pasó me metí tras de él dejando emparejado. La habitación era una bodega pequeña y mal iluminada. Miré por todos lados, sólo había pilas de libros, cajas amontonadas y algunos trofeos polvosos. En eso, el chaparro notó mi presencia.
—¿Y usté qué hace aquí? ¡Salga! Aquí no pueden entrar los alumnos.
Le respondí aterrizándole en la barbilla la trayectoria circular que mi brazo derecho le había impuesto a uno de los trofeos. La bata azul describió una curva impecable antes de caer sin estrépito sobre algunas cajas. El trofeo que había utilizado pesaba demasiado, así que lo deposité a un lado y empuñé dos un poco más ligeros. El que terminaba en un futbolista se amoldaba perfectamente a mi mano derecha, pero el otro tenía al final una Victoria cuyas alas me punzaban los dedos de la izquierda.
Empujé la puerta y salí de prisa. Los judiciales estaban a punto de sacar a Casilda de la Facultad. Me acerqué por detrás. El flujo de alumnos que entraban y salían me envolvió en la discreción de la multitud, pero un tipo que se recargaba contra la vitrina de novedades editoriales, de facciones imposibles de malinterpretar, me vio. Bajó una mano en dirección a la cintura, pero el trofeo de la Victoria se la desvió en el momento en que sacaba la pistola mientras el del futbolista se le estrellaba en plena sien derecha. Antes de que la pistola golpeara el suelo di media vuelta, levanté ambos brazos, y con todas mis fuerzas los dejé caer sobre los judiciales que llevaban a Casilda. Escuché algo crujir; tuve la certeza de que no se trataba del mármol de los trofeos.
Instintivamente dejé caer el de la mano izquierda. Las alas de la Victoria me habían dejado los dedos en un estado lamentable. Escuché un gemido en la dirección del primer judicial que había descontado; emulando el gesto del trofeo que todavía sostenía en la derecha, lo silencié con una de mis botas. Aventé el trofeo y tomé la charola del judicial que colgaba de su cinturón, embarrándolo todo de sangre.
Casilda recogió la pistola que estaba en el suelo.
—¡Dámela! —Le dije arrebatándosela.
La facilidad con que me la entregó me hizo ver que estaba a punto de un ataque de histeria. Alrededor la gente miraba sin entender un carajo, pero la presencia del arma los tenía a todos quietecitos.
Tomé a Casilda de un brazo y con un golpe seco le dejé ir la pistola a la cara. Se llevó ambas manos al ojo izquierdo. Al reconocer en las maldiciones que siguieron a un primer auch el tono ronco que su voz adopta en situaciones críticas, me di cuenta que recuperaba la sangre fría de su estado natural. Le pasé el brazo izquierdo por debajo del cuello y apuntándole a la cabeza grité:
—¡Alguien da un paso y la nena estalla!
Como no hubiera sido raro que más de un Spirit blanco nos esperara en el estacionamiento, no nos quedamos a ver qué resultado tenía mi amenaza; jalé a Casilda hacia el interior de la Facultad. Corrimos hasta llegar al aeropuerto y a brincos subimos las escaleras al segundo piso. Había poca gente fuera de clases, por lo que nadie nos estorbó el paso. Ahora la tenía agarrada de la mano, de la cual tiraba en un desesperado afán por alcanzar mayor velocidad.
Tan sólo unos cuantos chavos caminaban desperdigados a lo largo del pasillo por el que íbamos. Comencé a sentir que las paredes de ladrillo blanco se nos iban cerrando encima hasta volverse una película asfixiante que detenía nuestra carrera Llegamos al final del corredor.
—¡Por acá! —Me dijo Casilda, abalanzándose hacia las escaleras que llevan al tercer piso.
—No, por acá llegamos a Derecho. —Le rebatí en tanto abría de un empellón la puerta del salón 208.
Por suerte no había nadie en clase. Salimos al balcón que presentaba una vista completa de Las Islas: no parecía haber ningún movimiento más allá del normal. Recorrimos el balcón hasta su extremo, saltamos el borde que lo separa de la Facultad de Derecho, y entramos a un salón ocupado por varias fotocopiadoras.
Las señoritas que manipulaban las máquinas pararon su actividad al tiempo que nos dedicaban a Casilda y a mí una mirada de extrañeza a trío. Empujé la mesa que bloqueaba la entrada, tras la cual se formaba una larga fila de estudiantes en la que descubrí a Luis.
—Güey, necesito que me prestes tu coche, vida o muerte.
Luis sólo me respondió con una mirada similar a la de las señoritas que se dirigía a mi mano derecha. Me di cuenta que llevaba la pistola empuñada.
—¡Cabrón, que me des las llaves!
Luis levantó la vista para encontrar el ojo de Casilda, que comenzaba a tomar un tono violeta. Se metió la mano en la bolsa del pantalón y me extendió un llavero.
—Está donde siempre. —Nos dijo pasando saliva con dificultad.
—Gracias. Si te interrogan diles que te amenacé con esto en las pelotas. —Le respondí mostrándole por última vez la pistola que luego guardé entre el pantalón y la playera.
Casilda lo besó en una de sus atónitas mejillas, me quitó las llaves y se arrancó escaleras abajo. Yo la seguía, como siempre, la seguía de cerca, sin importarme a dónde me conducirían sus locuras.
Con Casilda al volante, no tardamos nada en llegar al Metro C.U. Entramos al estacionamiento público que queda un poco más allá de la entrada del metro, los peseros y demás ajetreo. Salimos del coche. Casilda se sentó sobre el cofre. Una rendija en el techo permitía que un haz de luz le iluminara el rostro. Se quitó de la cara un mechón de su pelo barrocamente rizado, y me miró. Sus pupilas adquirieron el tono azul marino que siempre toman cuando les pega la luz angularmente. Estiré una mano para acariciar su ojo maltrecho.
—Tienes un lunar dentro del iris. —Le dije entusiasmado con mi descubrimiento.
—Sí, ¿no lo habías visto?
Me le quedé mirando. Era increíble que tuviéramos esa conversación dadas las circunstancias.
—Mira, sólo hay dos alternativas: o salimos del país inmediatamente, o te vas ahorita mismo al periódico de David y haces una declaración que haga volar todo de una vez.
—¿Y tú?
—¿Yo? Yo acabo de descerebrar a dos judiciales, no hay nada que me mantenga en el país por los siguientes quince años.
Casilda sonrió. Sólo sonrió y acercó lentamente sus ojos entintados a los míos. Yo sonreí también antes de perderme entre la textura de sus labios, con conocimiento pleno de que en la curva de esa sonrisa se cifraba mi suerte.

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jueves, octubre 20, 2005

La mesa que más aplauda... ¿mensaje oculto?

Aunque la canción ya pasó de moda, sería una verdadera lástima que se perdiera esto:


>NO SE SI SERÁ CIERTO PERO AHÍ SE LOS MANDO.
> >>EL MENSAJE OCULTO DEL "ZA ZA ZA"
> >>
> >>Por todos es sabido que la canción de moda "za za za" se refiere al
> >>ambiente de un table dance y sin embargo, a pesar de estar asociada
> >>esta actividad con el mal y las pasiones que corrompen al hombre, la
> >>bailamos y cantamos sin ponernos a pensar que lo estamos haciendo
> >>parecer como algo natural. Pero si eso no es suficiente para alertarnos de
> >>que
> >>estamos adorando al maligno, a ver si esto los convence. En la cultura
> >>olmeca la palabra "xa" es el número 6, por lo que en la canción al decir
> >>"za za za" se está diciendo en realidad 666, que es el número de la
> >>bestia, de acuerdo al libro del Apocalipsis.
> >>
> >>Pero por si fuera poco, en la canción también se menciona el juego de
> >>palabras, al parecer sin coherencia, "ya cu za", pero resulta que
> >>también en la cultura olmeca "yacu" era como se nombraba al demonio o dios
> >>de
> >>todas calamidades, por lo que adquiere más significado y ! se descifra
> >>el mensaje oculto del tema. De tal manera que el estribillo de "za za za,
> >>yacuza, yacuza", inconscientemente está repitiendo " 666, demonio 6,
> >>demonio 6..." Pero la canción es en sí 100% subliminal, ya que al inicio
> >>se repite tres veces la frase: "mesa que más aplauda".
> >>
> >>Es decir, las mismas veces que se repite el número 6. Enseguida se
> >>repite otra vez tres veces: "le mando, le mando, le mando"... Luego
> >>después
> >>de
> >>haber invocado repetidas veces al "yacu" y el "za za za", la canción se
> >>dirige a todos como extendiendo el manto negro de lo oculto y maligno.
> >>Entonces menciona a casi todas las profesiones, oficios y ciudades y
> >>pueblos de todos los estados de la república, seduciéndolos a bailar y
> >>cantar ese tema diabólico. Así que la próxima vez que escuches el "za za
> >>za",
> >>
> >>piénsalo dos veces antes de cantarlo porque en realidad estarás cantando
> >>"666".


Por algo al recibirlo Bernardo Ruiz escribió "Y luego dicen que no hay crítica literaria en México".

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miércoles, octubre 12, 2005

El McGuffin para Osvaldo

La cinta famosa que supuestamente tiene grabada la voz de Lee Harvey Oswald sería obviamente el McGuffin de la novela. Para aclarar, el McGuffin es el elemento que permite a la trama arrancar, aunque luego esta cambie de dirección. El término viene de Hitchcock y los ejemplos más claros están en películas: Por ejemplo, el portafolio de resplandor dorado en Pulp Fiction, la fórmula matemática y la libreta en The Spanish Prisoner de David Mamet, o el botín de 40 mil dólares al principio de Psycho.

Acá va una definición más detallada de esto:

A MacGuffin (sometimes McGuffin or Maguffin) is a plot device that motivates the characters and advances the story, particularly one whose importance is accepted completely by the story's characters, yet from the audience's perspective it might be minimally explained or may test their suspension of disbelief if it is scrutinized. The device, usually an object, is common in films, especially thrillers.

The term "MacGuffin" was invented by Alfred Hitchcock; according to the Oxford English Dictionary, he explained the term in a 1939 lecture at Columbia University:

In regard to the tune, we have a name in the studio, and we call it the 'MacGuffin'. It is the mechanical element that usually crops up in any story. In crook stories it is always the necklace and in spy stories it is always the papers.
Interviewed in 1966 by François Truffaut, Hitchcock illustrated the term "MacGuffin" with this story:

It might be a Scottish name, taken from a story about two men in a train. One man says, 'What's that package up there in the baggage rack?' And the other answers, 'Oh that's a McGuffin.' The first one asks 'What's a McGuffin?' 'Well' the other man says, 'It's an apparatus for trapping lions in the Scottish Highlands.' The first man says, 'But there are no lions in the Scottish Highlands,' and the other one answers 'Well, then that's no McGuffin!' So you see, a McGuffin is nothing at all.

Esta versión es de Wikipedia.


Acá y acá hay dos versiones en español.

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martes, octubre 11, 2005

Osvaldo está en cinta

El título de esta entrada sería también probablemente el de la novela. Por acá hay otro hilo que seguir:

DeLillo y Mailer coinciden que en entre los tres o cuatro miembros que formaban el equipo que perpetró el asesinato de Kennedy, seguramente habría un piloto para cruzar la frontera. Es decir que unas horas después del asesinato, cuando Oswald pasaba sus primeras horas en la comisaría, el auténtico asesino podría estar ya en México.

Aquí hay otra línea que seguir. Si el destino natural de escape era México, también sería natural que la operación contara con una base más o menos sólida de este lado. No necesariamente tangible o fija, sino con conexiones claras con gente que estaba por acá. Por ejemplo, el capítulo de la CIA asignado a México, en especial los agentes de "operaciones húmedas". Eso también explicaría por qué Oswald había venido a México unos días antes y las condiciones de por qué existía la cinta. Tal vez le habían dicho que estaba incluido en el vuelo y luego no le cumplieron.

Obviamente, sería interesante seguir el destino del otro tirador (el que sí acertó) en México, pero habría que cuidar que no se desviara el foco narrativo. También podrían buscarse mediante transparencia (más de esto en el archivo de Transparencia JFK México) los nombres de los posibles asesinos. Algo complicado, porque han sido como 28 los que confesaron haber sido los verdaderos tiradores. Pero en los nombres puede venir la historia.

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lunes, octubre 10, 2005

No sólo hay lectores allá afuera...

¡También lectoras! Y ojo con lo que escriben:


> -------- Original Message --------
> Subject: cerradura.blogspot
> Date: Thu, 6 Oct 2005 04:02:19 -0500 (CDT)
> From: Luisa M.
> To: soltero@arbida.org
>
> He leído tu blog.
> Tengo una pregunta.
> ¿Cómo un tipo que escribe así puede estar Soltero... o es sólo el apellido?
>
> L.



¿Quiobo?

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jueves, octubre 06, 2005

Sobre el Oulipo

Estas definiciones sobre el Oulipo están muy buenas. En una de esas el curso también:

¿Qué diablos es el Oulipo?

Ante la insistente pregunta hemos recogido una serie de acaloradas respuestas, vertidas aquí y allá por sus seguidores y detractores:

“Todos son sólo locos, monos, loros con mocos.”
André Breton

“Para escapar a la arbitrariedad de la existencia es necesario imponerse reglas rigurosas, precisamente porque estas reglas son, a su vez, arbitrarias.”
Italo Calvino

“¿Oulipo? Meros formalistas rusos de vacaciones en París.”
Albert Béguin

“Llamamos literatura potencial a la búsqueda de formas y de estructuras nuevas que podrán ser utilizadas por los escritores como mejor les parezca.”
Raymond Queneau

¡Hay más poesía en el directorio telefónico que en todo el estante de los poetas afectados. Ése fue el hallazgo del Taller de Literatura Potencial!
Pier Paolo Pasolini

“En el reino del Oulipo habitan aficionados a los crucigramas, matemáticos enfermos, redactores de catálogos, niños con barba que hablan al revés… Como en los grabados de Escher, se trata de un mundo geométrico donde ya no tiene sentido hablar de horizontales y de verticales.”
Stephen Vizinczey

“Los catálogos, las enumeraciones, las sucesiones, no son sólo pasatiempos trabajosos, sino una forma apasionante de describir el universo a partir de lo hallado en una sola habitación.”
Marcel Duchamp

“Oulipo es el nombre de un poeta chino con propensión a la extravagancia.”
Tomás Granados

“El Oulipo es el anti-azar.”
Claude Berge

“Hay por allí una cofradía de desesperados que han sustituido a la musa por una máquina calculadora.”
Ramón Gómez de la Serna, avant la lettre

"La meta de la literatura potencial es suministrar a los futuros escritores técnicas nuevas que puedan abolir la inspiración de su afectividad."
Le Lionnais

“Ratas que deben construir ellas mismas el laberinto
del cual se proponen salir.”
Marcel Bénabou

“¿Oulipo? Un blablablá que se jacta de no usar
todo el abecedario.”
Pascal Quignard

“Los locos somos otro cosmos.”
Óscar de la Borbolla


Para más información sobre el Seminario de Literatura Potencial, donde se debatirán éstas y otras posturas alrededor de la libertad creadora en la escritura, visitar la página de 17 Instituto de Estudios Críticos:

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martes, octubre 04, 2005

¿Qué transa con Osvaldo?

En preparación del artículo sobre ¿Quién mató a JFK? me topé con una historia de poca madre. Tiene que ver con los días que Lee Harvey Oswald pasó en la Ciudad de México, apenas unas semanas antes del asesinato de Kennedy. Supuestamente visitó las embajadas rusa y cubana, para pedir visas de ingreso, que le fueron negadas. Supuestamente también, la CIA tomó su foto cuando entraba o salía de la embajada soviética.

Hay varias cosas curiosas al respecto. El primero la cuestión de si Oswald verdaderamente estuvo en México, pues algunos conspiracionistas lo ponen en duda (esto sería interesante verificarlo vía la Ley de Acceso a la Información y los registros de la SRE y Gobernación). Después tenemos que en esa foto resulta que quien aparece no es Oswald, sino alguien muy distinto. Después se argumentó que fue un error de un subalterno quien había traspapelado la foto. Si el primer trabajo de la CIA es obtener y clasificar información, resulta bastante cuestionable esta versión. Finalmente, hay una versión de que también de esa estancia en México, quedó una cinta con la voz de Oswald.

Este último detalle es una joyita, un MacGuffin de primera para una novelita negra. ¿Dónde quedó? ¿Qué tal que sigue por ahí? ¿Quién la grabó? ¿Quién la tiene? Y sobre todo, ¿qué dice la cinta?

Los vínculos al respecto salen de varios lados. Para comenzar tenemos toda la entrada a el artículo sobre JFK en el sitio de carpe noctem. Ahí se relata como el jefe de la oficina de la CIA en México entre 1956 y 1969, Winston Scott, una vez retirado se dedicó a escribir sus memorias. Cuando recién las había terminado en 1971, murió "de manera natural", como tantos testigos o personas relacionadas con el asesinato de Kennedy: su esposa lo encontró muerto sobre la mesa del desayuno, debido a "complicaciones de un accidente doméstico". (esto también con transparencia vía el acta de defunción y autopsia).

Apenas unas horas después llega James Jesús Angleton por las memorias (y se supone que la cinta). El Angleton en cuesión es de esos tipos de veras de miedo "the long-serving director of the CIA's counter-intelligence division, an occasional poetry aficionado, and an avid fly-fisherman and orchid-grower." A él se le debe la frase de wilderness of mirrors y en este Angleton se basó Mailer para su Harlot de Harlot´s Ghost. Curiosamente su segundo nombre se debe a que su madre era mexicana y sus padres se conocieron en México. Celoso de su deber debió destruir la cinta inmediatamente y salir del país. Sin tener tiempo de detenerse, por ejemplo, en verficar que esa sea la única copia que existe.

Se supone que en el 76 la CIA admitió que la cinta existía (¿durante el HSCA?; la fecha coincide), pero que todas las copias habían sido destruidas antes del asesinato. El FBI dijo que la voz en las cintas no era la Oswald (¡¡lo mismo que la foto!!). Posteriormente en un debate, David Atlee Phillips, otra fichita de la CIA (jefe de operaciones para el hemisferio occidental) comentó que: "No había ninguna prueba de que Oswald hubiera ido a la embajada soviética". Phillips fue el vocero de la CIA frente al Congreso con respecto a las cintas en cuestión.

La descripción que hace Gaeton Fonzi en su libro The last investigation sobre esta parte, sobre las incongruencias arriba mencionadas y sobre cómo fue al tratar de meterse en las operaciones de la CIA en México en estos tiempos cuando el Comité del Congreso (HSCA) se metió verdaderamente en problemas, al punto que Sprague, quien lo dirigía y para quien trabajaba Fonzi fue despachado fuera del mismo. El fragmento clave de Fonzi se puede encontrar en la red de spartacus.

Da para una novelita donde en tiempo actual una pareja (¿Gustavo Frarrosa y Casilda Baraja?) se metan en problemas relacionadas con la cinta. (¿Él es ingeniero de Radio UNAM? ¿Ella historiadora trabajando en algún archivo?). Mientras tratan de escapar, también van desenmarañando la historia de la cinta y respondiendo a las preguntas arriba mencionadas.

Notas alternas:
*En esto también me daría chance de recuperar e incorporar varios apuntes e historias inconclusos: Escupe y escapa, Riégalo con Adrenalina, Voz (no estoy seguro) etc.
*Este camarada estuvo por ahí antes, pero sería bueno ver hasta cuándo dura, o buscar un equivalente para meterlo como personaje: Lev Vasilevsky, also known as Leonid A. Tarasov, was the KGB Mexico City Illegal Rezident during much of the period of the Manhattan Project.
*También por ahí aparece Antonio Veciana, líder de Alpha 66. Meter a los cubanos en la historia sería demasiado, pero un roce intertextual con El complot Mongol resulta difícil de resistir.
*De cómo ha sido tratado este fragmento en las novelas escritas sobre el asesinado de JFK. Mailer es quien lleva el registro más detallado de estos días (fines de septiembre y principios de octubre, según me acuerdo), mientras que DeLillo le asigna una interpretación muy divertida. Para Branch, quien desde la CIA escribe una historia no oficial del asesinato, en la foto quien aparece es T. J. Mackey, uno de los tres conspiradores que planean el golpe en Libra, de hecho el más radical y el que decide que no debe detenerse en un atentado, como era la idea original, sino que Kennedy debe morir.



Varios de los personajes que se podrían involucrar son por sí muy buenos. Además de los ya mencionados, Dave Morales (también de spartacus) e incluso T. J. Mackey.

(Mucho de esto lo tengo en el archivo Transparencia México - JFK)

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